Un repaso por algunos de los libros infantiles y juveniles prohibidos durante la última dictadura militar en nuestro país.
“Cantamos porque el río está sonando,
y cuando el río suena, suena el río.
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.
Cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.
(…)
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.
Cantamos porque el Sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo, en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta.
Canciones del desexilio, Mario Benedetti
(1983)
Así como seguimos cantando, seguimos leyendo, los nuevos libros, los “viejos”, los clásicos y hoy podemos volver a leer los libros que fueron “silenciados” durante la dictadura militar. Y si cada pregunta tiene su respuesta, en sus lecturas podemos encontrar algo de la justicia necesaria, pero sobre todo, la libertad de transitar sus letras y que las nuevas generaciones se hagan las preguntas necesarias y se formulen entonces las respuestas necesarias: justas y llenas de memoria.
PROHIBIR, QUEMAR, PERSEGUIR, DESAPARECER
Para “preservar la moral de la niñez”, el llamado Proceso de Reorganización Nacional, prohibió, quemó y sacó de circulación libros, entre ellos muchos de literatura infantil y juvenil.
Como sostiene Graciela Bialet en su texto “La lectura: Un pasaporte de ciudadanía plena” (disponible enhttp://www.planlectura.educ.ar/listar.php?menu=3&submenu=1&tmenu=3): “Analizando los títulos prohibidos y los incinerados puede verse claramente que la preocupación de los supuestos “reorganizadores nacionales” giraba en torno a temas histórico-políticos, los educativos y los literarios. Tres bloques temáticos íntimamente intrincados con la memoria y con el futuro. “Manifiestamente tendenciosa” era la requisa y la eliminación de ideas para “distorsionar el proceso educativo” de un pueblo al que había que callar, someter y saquear”.
La política de control y censura sobre libros estaba a cargo de la Dirección General de Publicaciones. El inicio del procedimiento estaba dado por iniciativa propia de la Dirección, por una denuncia o pedido de evaluación de un organismo oficial, por una denuncia particular o por una campaña periodística contra una publicación.
El paso siguiente era obtener el título para someterlo a un análisis ideológico-político, del cual resultaba un informe.
Esta Dirección a su vez, elaboraba listados de obras y editoriales, clasificadas según su grado de peligrosidad o de enemistad con los llamados “objetivos del proceso”.
En este contexto, muchos escritores fueron perseguidos, prohibidos, se exiliaron y otros permanecen desaparecidos.
También las editoriales fueron perseguidas, como Eudeba (Editorial Universitaria de Buenos Aires) y elCentro Editor de América Latina (CEAL), por mencionar sólo dos ejemplos.
En el primer caso, el 25 de marzo de 1976 el capitán de Navío Francisco Suárez Battán ingresó a la sede de la editorial y anunció que tomaba posesión de la misma.
En el caso del CEAL, fueron perseguidos sus trabajadores, intimados con bombas a la editorial y el caso emblemático fue la quema de un millón y medio de ejemplares, entre ellos la Nueva Enciclopedia del Mundo Joven, dirigida por Amanda Toubes. La quema se desarrolló en un baldío de la localidad de Sarandí y fue dispuesta mediante un acta de la policía el 26 de junio de 1980.
LITERATURA CENSURADA
Un breve repaso por algunos de los libros infantiles y juveniles que fueron prohibidos durante la última dictadura militar en nuestro país. Volver a leerlos es recordarlos, pero también es comprobar el valor y la potencia que tiene la palabra. Los dictadores lo sabían: las palabras son poderosas y entonces para ellos eran peligrosas.
* La Torre de Cubos, de Laura Devetach
Un libro que contiene muchas historias y cuentos que hablan de una nena que construye una torre de cubos que la lleva a mundos imaginarios, o una nena que dibuja en la pared de la cocina un pueblo y éste cobra vida, o de marineros de papel que quieren descubrir que es el mar, o un chico que se traga el silbido de un tren y forma un nuevo lenguaje, también un deshollinador desocupado que dibuja caminos de hollín y un monigote solitario que sale de la pared donde fue dibujado y se relaciona con un niño.
Entre todas estas historias, se encuentra también “La Planta de Bartolo”, donde Bartolo siembra una planta y al tiempo nacen cuadernos que el regala a los chicos del pueblo. Así los chicos, “escribían y aprendían con muchísimo gusto”. Pero sucedió que el vendedor de cuadernos se enojó: primero quiso comprarle la planta a Bartolo y como se negó a venderla, envío a la policía, pero en ese momento llegaron todos los chicos silbando y gritando. “Buen negocio en otra parte, gritó Bartolo secándose los ojos”.
La torre de cubos fue prohibido en la provincia de Santa Fe, el 23 de mayo de 1979, por resolución 480, donde se decía entre otras cosas: “se desprenden graves falencias tales como simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético, ilimitada fantasía, carencia de estímulos espirituales y trascendentes (…)centrando su temática en los aspectos sociales como crítica a la organización del trabajo, la propiedad privada y el principio de autoridad enfrentando grupos sociales, raciales o económicos con base completamente materialista, como también cuestionando la vida familiar (…)”.
Luego se prohibió en la provincia de Buenos Aires, Mendoza, hasta que se extendió a todo el país por decreto nacional.
El libro, al igual que tantos otros siguió circulando por otros canales: sin el nombre de la autora era incluido en antologías, o los maestros hacían copias a mimeógrafo y se los daban de leer a los alumnos.
*Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bonermann
Entre los cuentos que contiene el libro, la autora narra la historia de una huelga de animales en un circo, propuesta por el elefante, “Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar “en elefante”, esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo….
ahí nomás les explicó a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del circo se llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de huelga general...)”.
Fue prohibido por decreto, el 13 de octubre de 1977, junto al libro El nacimiento, los niños y el amor, de Agnés Rosenstiehl, ambos editados por Librerías Fausto y el argumento señalaba: “En ambos casos se trata de cuentos destinados al público infantil, con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo (...) De su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la Iglesia, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone”.
El libro de Elsa Bonermann en 1976, fue elegido para integrar la Lista de Honor del Premio Internacional “Hans Christian Andersen”, otorgado por la International Board on Books for Young People, con sede en Suiza.
Como consecuencia, la autora, hasta que terminó la dictadura, tuvo vedado el acceso a cualquier establecimiento de educación pública del país.
*La ultrabomba, de Mario Lodi y El pueblo que no quería ser gris, de Beatriz Doumerc. Sello Editorial Rompan Filas
En La ultratumba, Palanca, el patrón de una fábrica usa la publicidad para vender bebidas fabricadas con residuos de petróleo y en su ambición por ser más rico, le ofrece al rey crear una ultratumba. “Bien, dijo el rey, pero ¿cómo hacemos para convencer a la gente que haga la guerra por nosotros?”. Para eso, Palanca se hizo jefe de la televisión y en su noticiero todas las noches decía: “es lindo combatir y morir por mí y por el rey”. Construyó la ultrabomba, los aviones, los tanques y fusiles y se los vendió al rey por cien ultramillones.
Pero el piloto que volaba el avión y tenía que tirar la ultrabomba sobre el pueblo desobedeció y así empieza en toda la tierra una historia sin guerra.
El pueblo que no quería ser gris, cuenta la historia de un rey al que no le interesaban las personas y sólo daba órdenes. Un día ordenó que todos pintaran sus casas de gris. Todos lo hicieron menos uno, que vio una paloma roja, azul y blanca y se le ocurrió usar esos colores para pintar su casa y esa idea se fue contagiando entre los vecinos del pueblo y llegó a la comarca cercana. “Y como pueden ustedes imaginar este cuento que acá termina por otro lado vuelve a empezar”.
Prohibidos el 3 de septiembre de 1976 por el decreto N° 1888. Como señala la notificación de Encontel enviada a la editorial:
“De mi mayor consideración: me dirijo a usted a efectos de poner en su conocimiento que, por Resolución N° 437/76 SC, prohibióse la circulación por los servicios postales de la Empresa, de las publicaciones tituladas “La Ultrabomba” y “El pueblo que no quería ser gris”, editadas en la Capital Federal de conformidad con los prescripto en el artículo 1° del Decreto del Poder Ejecutivo Nacional N° 1888/76. Saluda a usted atentamente. Aldo Colli, Jefe de la Sección Promoción del Departamento de Correos”.
*Cinco dedos, ediciones De la Flor
Es la traducción de un libro infantil escrito en Berlín Occidental, en el que una mano verde persigue a los dedos de una mano roja, que para defenderse y vencer se une y forma un puño colorado.
El cuento fue prohibido el 8 de febrero de 1977, por medio del decreto 269 por tener “finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica, propia del accionar subversivo”.
Los editores Daniel Divinsky y Kuki Miler fueron detenidos y estuvieron 127 días a disposición del Poder Ejecutivo. En ese entonces también fue prohibido otro libro editado por ellos, Ganarse la muerte de Griselda Gambaro.
Otros títulos prohibidos tanto infantiles como para adultos fueron: Jacinto de Graciela Cabal, Educar para la libertad de Aldo Bütting y Dios es fiel. Catequesis para 6to. grado de la escuela primaria de Beatriz Casiello, ambos de la Editorial Católica Guadalupe, La historia siglo a siglo contada para niños, libro importado de España por Ediciones Paulinas fue retenido en aduana y no pudo ingresar al país, Niños de hoy, Nuestros muchachos y El amor sigue siendo niño de Álvaro Yunque editados por Plus Ultra, Los zapatos voladores de Margarita Belgrano, Dailán Kifki de María Elena Walsh, Operación Masacre, de Rodolfo Walsh,Rojo y negro de Stendhal, Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, El principito de Anthony Saint Exuperi, Cuentos premiados de Leopoldo Marechal, Gracias por el fuego de Mario Benedetti,El país de Minotauro de Mariano Castex, Humanismo socialista compilado por Erich Fromm, Mascaró, el cazador americano de Haroldo Conti, Enciclopedia Salvat-Diccionario, La cuba electrolítica (libro de Física censurado porque contenía la palabra "cuba" en su título), los libros de Paulo Freire en todas sus ediciones, entre tantos otros.
FUENTE: planlectura
5- Un cuento prohibido: La planta de Bartolo
Los gobiernos militares en la Argentina consideraron muy importante controlar el sistema educativo. Revisaron los contenidos a enseñar, los reglamentos escolares, los libros y hasta las ideas y organizaciones de los maestros. Todo fue objeto de un minucioso análisis y censura. La literatura infantil no fue la excepción. Se propone trabajar con un cuento que fue prohibido durante la última dictadura militar para conocer algunos aspectos de la censura implementada.
Primer momento:
Lectura del cuento "La planta de Bartolo" de Laura Devetach tomado dewww.ctera.org.ar
El buen Bartolo sembró un día un cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.
Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:
-Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían:
-¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!
Y los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
-¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.
Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!
-Bartolo -le dijo con falsa sonrisa atabacada-, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
-No -dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
-¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
-No.
-Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
-No.
-Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
-No.
- ¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
-Nada. No la vendo.
-¿Por qué sos así conmigo?
-Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
-Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
-No.
-Pues entonces -rugió con su gran boca negra de horno-, ¡te quitaré la planta de cuadernos! -y se fue echando humo como la locomotora.
Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
-¡Sáquenle la planta de cuadernos! -ordenó.
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
-¡Buen negocio en otra parte! -gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
El cuento "La Planta de Bartolo" incluido en el libro "La Torre de cubos" fue publicado por primera vez en el año por 1966 por Eudecor, la Editorial Universitaria de Córdoba. La edición contó con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y algunos de los cuentos que lo integraban ya habían recibido distinciones en concursos literarios. Desde su aparición hasta 1976 la obra obtuvo excelentes opiniones de la crítica especializada que fueron publicadas en diarios provinciales y nacionales (Clarín, El Diario de Mendoza y La Prensa, entre otros).
Segundo momento:
Algunas preguntas del tipo ¿Qué cuenta "La planta de Bartolo"? pueden orientar un primer intercambio de ideas y opiniones.
A continuación sería interesante que el maestro suministre algo de información sobre lo que ocurrió con el cuento durante el último gobierno militar con un comentario que estimule las preguntas de los alumnos. Por ejemplo: "Saben que hubo un tiempo en que estaba prohibido leer este cuento en las escuelas, y era riesgoso para el dueño de una librería tenerlo para vender".
Esta presentación puede permitir que los chicos formulen algunas hipótesis acerca de la censura: " ¿A quién podría molestarle esta historia? ¿Por qué? ¿Por qué alguien podía prohibirla e imponer su voluntad a todos?" " ¿Nadie la habrá leído en esos tiempos?" " ¿Qué habrán hecho quienes habían comprado el libro antes y lo tenían en la biblioteca de su casa?" " ¿Qué habrá dicho o hecho su autora, Laura Devetach?" "¿Habrá sucedido algo parecido con otros libros?"
Tercer momento:
Se ofrece una serie de fuentes de información acerca de la prohibición del cuento, su sentido y sus consecuencias. El docente puede seleccionar una o varias según organice su propuesta de trabajo.
Fuentes de información
1) El testimonio de un maestro
Siempre me gustó ser maestro de Primer Grado, bueno, en general trabajar con los más chicos. Así como también me gusta narrarles o leerles buena literatura.
Cuando comencé a trabajar como maestro ya se había producido el golpe militar y no era sencillo transitar por la vida cuando se tenían ideas muy pero muy diferentes a las de ese gobierno que, dicho sea de paso, nadie había elegido. La escuela, por supuesto, no escapaba de esta situación.
Me acuerdo que entre los maestros -en los recreos o arriba del colectivo- intercambiábamos ideas, textos para leer nosotros como adultos y para leerle a los chicos. Lógicamente no con todos los maestros; pero no por egoístas, sino porque había maestros -como otras tantas personas- que pensaban que lo que estaba pasando estaba bien, que era necesario.
Bueno, lo cierto es que yo me había enamorado de dos cuentos: "La planta de Bartolo" de Laura Devetach y "Un elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Bornemann . Un día comenzó a correr de boca en boca, en las escuelas, en el sindicato y en algunas librerías, que había una lista de libros prohibidos. Después, con el tiempo, nos enteramos que la lista estaba escrita, que amenazaban a los autores, que se quemaban los libros. Sin embargo, mientras tanto, yo quería que mis pibes disfrutaran de esta literatura; que conocieran a Bartolo, ese pibe tan pero tan solidario.
Entonces, para no meterme en problemas, lo que hacía era escribir en un cuaderno -en el cual lo maestros teníamos que escribir lo que íbamos a enseñar día por día- nombres de otros cuentos, o cambiarle el autor o modificar el título. Había que tratar, además, que no quedara nada escrito, ni siquiera dibujos. Los que lo hacíamos -porque con el tiempo también nos enteramos que muchos compañeros hacían cosas parecidas- era intentar que eso quedara en la memoria y en el corazón de nuestros pibes. Fue la forma que muchos encontramos para no traicionar nuestros ideales y, a la vez, cuidarnos entre todos.
¡Cómo me gustaría que alguno de esos pibes que ahora son padres leyeran esto! Solamente para que sepan que a pesar del miedo nosotros manteníamos nuestros ideales. Y que gracias a poder vencer algunos miedos hoy Bartolo se encuentra vivito y coleando.
Paulino Guarido es maestro y, actualmente, es el Secretario General de la Seccional La Matanza del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires (SUTEBA). Su testimonio fue tomado de la revista La Educación en nuestras manos N° 75 (Buenos Aires, SUTEBA, marzo de 2006).
Paulino Guarido se refiere al golpe del 24 de marzo de 1976 que llevo a al poder a la Junta integrada por Jorge R. Videla, Emilio E. Massera y Orlando R. Agosti.
2) La Constitución Nacional
Constitución Nacional Argentina. Primera Parte, Capítulo PrimeroDeclaraciones, derechos y garantías
Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
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3) Decreto de prohibición
Boletín N° 142 - julio 1979 - Ministerio de Cultura y Educación
NIVEL PRIMARIO
Prohibición de una obra
Buenos Aires, 23 de mayo de 1979.
VISTO:
Que se halla en circulación la obra " La Torre de Cubos" de la autora Laura Devetach destinada a los niños, cuya lectura resulta objetable; y
CONSIDERANDO:
Que toda obra literaria para niños debe reunir las condiciones básicas del estilo;
Que en ello está comprometida no sólo la sintaxis sino fundamentalmente la respuesta a los verdaderos requerimientos de la infancia;
Que estos requerimientos reclaman respeto por un mundo de imágenes, sensaciones, fantasía, recreación, vivencias;
Que inserto en el texto debe estar comprendido el mensaje que satisfaga dicho mundo;
Que del análisis de la obra " La Torre de Cubos", se desprenden graves falencias tales como simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético, ilimitada fantasía , carencia de estímulos espirituales y trascendentes;
Que algunos de los cuentos-narraciones incluidos en el mencionado libro, atentan directamente al hecho formativo que debe presidir todo intento de comunicación, centrando su temática en los aspectos sociales como crítica a la organización del trabajo, la propiedad privada y al principio de autoridad enfrentando grupos sociales, raciales o económicos con base completamente materialista, como también cuestionando la vida familiar, distorsas (sic)y giros de mal gusto, la cual en vez de ayudar a construir, lleva a la destrucción de los valores tradicionales de nuestra cultura;
Que es deber del Ministerio de Educación y Cultura, en sus actos y decisiones, velar por la protección y formación de una clara conciencia del niño;
Que ello implica prevenir sobre el uso, como medio de formación de cualquier instrumento que atente contra el fin y objetivos de la Educación Argentina , como asimismo velar por los bienes de transmisión de la Cultura Nacional ;
Por todo ello
EL MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA RESUELVE:
1°) Prohibir el uso de la obra " La Torre de Cubos" de Laura Devetach en todos los establecimientos educacionales dependientes de este Ministerio.
2°) De forma.
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4) Lo que dice la autora...
"La Torre de Cubos se prohibió primero en la provincia de Santa Fe, después siguió la provincia de Buenos Aires, Mendoza y la zona del Sur, hasta que se hizo decreto nacional. A partir de ahí la pasé bastante mal. Porque no se trataba de una cuestión de prestigio académico o de que el libro estuviera o no en las librerías. Uno tenía un Falcon verde en la puerta. Yo vivía en Córdoba y más de una vez tuve que dormir afuera. Finalmente nos vinimos con mi marido a Buenos Aires en busca de trabajo y anonimato. Durante todo ese período quise publicar y no pude."
"Maravillosamente el libro siguió circulando pero sin mi nombre: era incluido en antologías, los maestros hacían copias a mimeógrafo y se los daban para leer a los alumnos. Muchos lectores se me acercaron después y me dijeron que habían leído mis cuentos en papeles sueltos, sin saber de quién eran. Recuerdo varias Ferias del Libro en las que las maestras me acercaban esas hojas mimeografiadas para que se las firmara."
Laura Devetach
El testimonio fue tomado de la revista La Educación en nuestras manos N° 75 (Buenos Aires, SUTEBA, marzo de 2006).